Para poder comprender un poco mejor la definición, me gustaría explicar el significado de “pre”. Se refiere a “antes de” que quiere decir con anterioridad en el tiempo.
Con esto quiero hacer referencia a que la pre-diabetes pasa justo antes de vivir con diabetes y que se caracteriza por tener niveles de azúcar en sangre mayores a los rangos normales, pero menores para considerarlos diabetes tipo 2.
La glucosa es un tipo de azúcar que se obtiene a través de los alimentos. Cuando nosotros comemos alimentos que la contienen, tales como frutas, verduras , cereales, etc. pasan a nuestra sangre y después nos dan energía gracias a una sustancia que se llama “insulina”, de ella hablaremos un poco más a fondo, en los siguientes párrafos.
Hay distintas formas de diagnosticar, por ejemplo:
*Glucosa en sangre en ayunas, esta debe tomarse antes de ingerir algún alimento o líquido, por lo que cuando nuestros niveles de glucosa en ayunas están entre 100 y 125 mg/dL, se considera prediabetes.
*Hemoglobina glucosilada, que mide nuestra glucosa en los últimos tres meses y que en niveles entre 5,7 % y el 6,4 % se considera prediabetes
*Resistencia a la Insulina
Retomando un poco el párrafo anterior, la insulina nos ayuda a generar energía a través de la glucosa que consumimos en los alimentos y bebidas, para mantener los niveles de glucosa en sangre en niveles adecuados. Cuando ya llevamos un tiempo con niveles de glucosa por encima de los rangos saludables, nuestro cuerpo detecta que no se está utilizando esa glucosa, por lo que comienza a liberar más insulina para disminuir los niveles. La resistencia a la insulina se genera justo por esta razón, porque los niveles de glucosa siguen elevados, se genera más insulina para compensar y esto causa una hipersecreción de insulina que provoca que nuestro cuerpo pierda la capacidad de utilizarla de manera adecuada.
El método más utilizado para saber si existe resistencia a la insulina es el cálculo del índice HOMA-IR (Evaluación del modelo de homeostasis de la resistencia a la insulina). Cuando el indicador nos arroja un resultado mayor a
3,8 ,entonces existe resistencia a la insulina y probablemente
diabetes.
Es importante mencionar que cuando nuestra glucosa no es utilizada como fuente de energía tiende a guardarse en forma de grasa en nuestros adipocitos, por lo que cuando ya hay demasiada se rompe y envía la grasa sobrante a otras partes del cuerpo, como por ejemplo, hígado, corazón y abdomen, específicamente en los espacios entre los órganos, y este tipo de
grasa se llama
visceral.
Para medir si existe mucha o no, se utiliza la circunferencia de cintura y en el consultorio Nutrest la monitoreamos con impedancia bioeléctrica en cada consulta para medir los avances en su reducción con el tratamiento. La importancia de este dato es porque actualmente hay estudios que encontraron una relación entre una mayor cantidad de grasa visceral y una mayor probabilidad de tener resistencia a la insulina.
La respuesta es sí. Si bien, no hay una receta secreta para poder prevenirla, si existen puntos clave que pueden ser modificados de inmediato, como por ejemplo, realizando actividad física o ejercicio, ya sea en forma de caminata, paseo en bicicleta, con alguna mascota o bien saliendo a trotar o correr, brincar la cuerda o utilizar aplicaciones para ejercitarse en casa.
Sin embargo, la pieza clave es la alimentación. Para poder tomar decisiones inteligentes sobre nuestra alimentación es importante estar muy bien informados, por ejemplo cuando nosotros aprendemos a elegir aquellos alimentos que, además de darnos energía nos aportan grandes nutrientes como fibra, antioxidantes, vitaminas, minerales, grasas saludables, etc, es posible prevenir cualquier enfermedad relacionada al consumo de alimentos.
Por el contrario, aumentar el consumo de alimentos con un gran contenido de calorías y poca cantidad de nutrientes, además de un estilo de vida de poca o nula actividad física, nos acercan más a tener diabetes.
Si ya tienes prediabetes, lo más importante es que no entrar en pánico y busques herramientas que te ayuden a regresar a un estado de salud óptimo.
A continuación, 3 estilos de alimentación que tienen efectos positivos sobre el metabolismo de la glucosa o el azúcar:
1.
El ayuno intermitente, puede considerarse como una alternativa en el tratamiento. Este estilo de alimentación se basa en llevar periodos de ayuno que van desde 8 horas hasta 16 horas. En algunos estudios, también se han utilizado hasta 20 hrs, sin embargo, no es el que más se utiliza ni se recomienda. Se le llama intermitente porque no es un ayuno que se realice todos los días o todo el día, por lo que podemos encontrar variaciones en este tipo de ayuno.
Los beneficios que se han obtenido de este tipo de alimentación es la disminución de colesterol y triglicéridos, mejora la sensibilidad a la insulina, disminuye el porcentaje de grasa visceral y corporal, facilita la pérdida de peso y quizá una de las características más importantes es que es más sencillo el apego cuando los estilos de vida ya incluyen un ayuno y que en estas condiciones se dificulta llevar un esquema de alimentación convencional.
2.
Reducción moderada de carbohidratos,
se basa en disminuir el porcentaje del consumo de carbohidratos por lo que el porcentaje puede ser variable. Es importante mencionar que más allá de la cantidad de carbohidratos, la calidad es lo esencial. La principal fuente de carbohidratos debe provenir de cereales integrales y no de alimentos ultraprocesados, así como la calidad de las grasas deberán ser de fuentes como pescado, semillas, aguacate, en lugar de embutidos o grasas saturadas.
Los beneficios que obtenemos son la mejora a la sensibilidad a la insulina, mejor funcionamiento en células que producen insulina, disminución de colesterol y triglicéridos, fomenta una mayor pérdida de grasa, generan mayor saciedad, porque al aumentar el consumo de proteínas y grasas, estos permanecen mayor tiempo en el estómago.
3. La alimentación de estilo mediterraneo, se basa en el consumo de ácidos grasos monoinsaturados, que se encuentran en nueces, almendras, cacahuates, aceite de aguacate, canola y oliva, etc, pero también fomenta el consumo de carnes blancas o magras como carne de pescado y pollo, pero disminuye el consumo de carnes rojas como cerdo y res, aumenta el consumo de frutas, verduras y leguminosas.
Los beneficios que podemos obtener de este tipo de alimentación es que nos ayuda a reducir la cantidad de grasa en hígado, disminuye niveles de inflamación, mejora la sensibilidad a la insulina, aumenta el aporte de antioxidantes y gracias al gran consumo de frutas y verduras, asegura un aporte mayor de vitaminas, minerales y fibra.
En conclusión, la pre-diabetes es una condición que afecta el funcionamiento normal de la glucosa en nuestro cuerpo. Disminuir la actividad física y aumentar el consumo de alimentos que aporten menos nutrientes, aumentará el riesgo de llegar a presentar enfermedades importantes como Diabetes Mellitus tipo 2. La única manera de asegurar un adecuado funcionamiento en nuestro cuerpo es mediante la modificación de nuestro estilo de vida.
Referencias:
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