Te he preparado algunos tips ya sea durante el confinamiento o en el futuro puedan apoyar a una correcta alimentación:
- No lo distraigas para que coma
(tv, ipad) ya que el niño debe ser consciente de lo que come y cuánto come.
- No intentes convencerlo o persuadirlo mediante premios o castigos. El niño con las repeticiones y tu constancia sobre el argumento de lo que es rico, saludable y bueno para él terminará por convencerlo.
- Nunca un chantaje
“ si comes entonces…” El comer deberá comprender con el tiempo que es por él y son las primeras enseñanzas sobre respetar y cuidar su propio cuerpo.
- No forzar, obligar físicamente o meterle en la boca el alimento. Recuerda fortalecer su propia autorregulación valiendo la redundancia.
- Jamás amenazar
“ si no comes te pasará…..” la mesa o silla de comer se volverá la silla de los acusados.
- No le des alimentos entre comidas
si no ha querido comer en las principales.
De un dia a otro todo es diferente en la vida de los niños. Lo gratificante como profesionista y madre ha sido ser testigo de cómo los pequeños tienen esa capacidad de adaptación y comprensión. Sin embargo esto no implica que muchos de ellos estén angustiados y preocupados por la situación. Notas como padre o cuidador que la comida está siendo partícipe de estas nuevas sensaciones. Desde el niño que simplemente está en huelga de hambre hasta el que no para de comer. No hay un manual pero sí podemos reflexionar sobre algunos puntos.
En un contexto habitual la mayoría de los niños no realizan ni el desayuno ni la comida en familia por lo que la escuela es un segundo modelo alimentario, es así que el yo me quedo en casa nos está planteando una oportunidad de oro para conocer los patrones alimentarios de tus hijos, compartir con ellos la experiencia de comida familiar así como de transmitirles nuestros propios hábitos alimentarios. Recuerda que el modelo alimentario de los padres tiende a reproducirse en los hijos.
Entonces ¿comer en casa es un acto amigable o un conflicto de intereses?
Se han identificado 3 modelos de control parental:
- el autoritario o de alto control
- el permisivo o de mínimo control (permitir que el niño coma lo que quiera)
- responsable o de control moderado y matizado.
El modelo autoritario
dificulta la autorregulación del niño en la comida que ingiere, genera agresividad hasta que cede a la obligatoriedad alimentaria.
El permisivo
es “lo que tu digas” acepta sin propuestas activas o funcionales.
El modelo responsable
los padres fijan la oferta y sus límites, fomentan el desarrollo del autocontrol alimentario del niño.
Pongámoslo de esta forma si vives en una sociedad con oferta alimentaria variada y mensajes publicitarios de los alimentos con contenido alto de azúcar, grasa y aditivos, aún así, “ los padres siempre seremos quienes decidan qué y cuándo ofrecer de comer a los hijos”. Es tiempo de plantearte que tienes disponible en la alacena y refrigerador y que están teniendo acceso ellos en esos periodos de oseosidad y de apetito.
El hambre se considera algo que queremos evitar siendo padres a cualquier precio con lo que se cree nunca mi hijo pasará hambre, dónde está entonces ese niño que juega sin parar y viene a nosotros con el argumento “tengo hambre”
Es importante entonces distinguir y enseñarle a tu hijo estos 3 conceptos importantes hambre-apetito-saciedad.
- El hambre
nos incita a comer el apetito a buscar ciertos alimentos y la saciedad a parar de comer.
- El apetito
es un deseo selectivo que se modifica hoy en día por preferencias culturales en el hogar y psíquicos, los nuevos hábitos dietéticos que se están repitiendo por el confinamiento así como el miedo o la ansiedad. Los snacks, golosinas o comidas con alto contenido de azúcar o grasas nos incitan a comer solo por apetito por que ya casi nunca tenemos hambre.
- La saciedad,
si tu hijo pide parar de comer respeta ésta decisión.¿Cómo ayudar a los niños a reconocer el hambre y saciedad? si presionamos para que coman alteramos entonces una ingesta que debería pedir su cuerpo. ¡No me come! ¡ me está comiendo mucho! aseveraciones que dejan ver que se trata de uno, entonces no fomentamos la autorregulación de la ingesta en los niños.
Ofrece el alimento deseado, que el niño lo reconozca, pruebe, acepte y entonces lo coma, necesita tiempo de nosotros y del propio niño y es al tanteo no hay una cantidad establecida de consumo.
Es muy importante insistir en la diversificación de los alimentos en los niños y que sean de una calidad nutricional con lo que evitaremos riesgos de una alimentación desequilibrada.
Toma en cuenta que para que un niño acepte un nuevo alimento puede pasar de 10 a 15 intentos frustrados sin prisa ni forzamientos.
La repetición establecerá los hábitos normas y límites que tú establezcas en casa, ¡no desistas! No se trata de vencerlos si no de convencerlos lo que lleva tiempo y generosidad y alta tolerancia a nuestra propia frustración como padres o cuidadores.
Un pre aviso ilusionante es de mucha ayuda ( hoy comeremos una deliciosa ensalada y arándanos súper saludables con el pollo que tanto te gusta) lo que desencadenará el apetito y el deseo de comer y nunca lo hagas mediante exigencia de estar obligado a acabárselo ( ¡y rápido porque…...y si no….!)
No tengas apuro de llevar a una desnutrición a tu hijo si éste no desea comer lo que se le ofrece en tiempo de comida, llevalo a reconocer el hambre y expresarlo, pero si tendrás que evitar las comidas de lo que él quiera “con tal de que coma algo” que no le permitirá llevarlo a este estado de autorregulación que evitará en un futuro una mayor adiposidad y obesidad.
La obligación genera rechazo y lo prohibido mayor deseo, entonces qué obligas a comer y que prohibes comer.
“ no hay postre hasta que no te comas las verduras” las verduras entonces son obligadas y no deseadas.
Analiza que ofrecer premios para incentivar el consumo de un alimento, devalúa el propio alimento.
Posiblemente el niño tardará unos días en adaptarse al nuevo escenario alimentario de respeto y autorregulación. Si tú estás convencido o convencida y llevas a cabo la misma ideología entonces la rebelión desaparecerá. La alimentación infantil es una vivencia compartida.