Es un trastorno funcional gastrointestinal crónico y recurrente, que se caracteriza por dolor o malestar abdominal, asociado a un cambio de hábito intestinal o alteraciones en la defecación como estreñimiento y diarrea, aunado a esto también se presentan otros síntomas gastrointestinales, por ejemplo: distensión abdominal, evacuación incompleta, urgencia, pujo y tenesmo. La presencia y origen de estos síntomas no pueden ser explicados por una causa orgánica, infecciosa o metabólica subyacente.
Este trastorno es muy frecuente entre la población mundial y constituye una de las primeras causas de consulta en medicina general y en la especialidad de gastroenterología. La prevalencia cambia de acuerdo con la población y los criterios diagnósticos que se utilizan, en la población mundial la prevalencia se ubica entre un 10-20%, sin embargo, en estudios realizados en población mexicana hay una variación de datos desde un 4.4.% a un 35%, esto conforme a los criterios diagnósticos que se aplican. Como en el resto del mundo, también en México, el síndrome de intestino irritable tiene un predominio del sexo femenino (relación mujer/hombre 2:1). Y los registros indican que hay un amplio rango de edad, sin embargo, se presenta principalmente entre los 15 y los 40 años.
Es un síndrome multifactorial, es decir, hasta el momento no existe una sola causa bien establecida. Sin embargo, es una alteración que se puede visualizar por un enfoque biopsicosocial esto a causa de los múltiples factores que se encuentran vinculados, dando como resultado una disfunción del eje intestino-cerebro, condicionado ya sea por una susceptibilidad genética, factores fisiológicos, ambientales y psicológicos, dando como resultado una desregularización entre el sistema nervioso entérico (intestino) y el sistema nervioso central (cerebro), dando así origen a alteraciones de la motilidad, hipersensibilidad visceral, disfunción del sistema inmune, alteración de la función de barrera intestinal, aumento de la permeabilidad de la mucosa, cambio en la composición de la microbiota intestinal y así también un cambio de hábito intestinal.
Como lo mencionamos anteriormente existe un cambio de hábito intestinal y alteraciones en la defección de la persona y de acuerdo con eso se hace la clasificación en los siguientes tres subtipos:
De acuerdo con los estudios que se han realizado en México, se ha publicado que el subtipo de síndrome de intestino irritable más frecuente es el aquel que predomina el estreñimiento y en segundo lugar el patrón mixto. ¿Tú te identificas con alguno?, puedes seguir leyendo para conocer más acerca de este trastorno funcional gastrointestinal tan común y si quieres conocer más sobre la escala de valoración de las heces puedes visitar el siguiente enlace de acceso: http://agapap.org/datos/BRISTOL_Escala.pdf
Como lo comentamos en un inicio, este síndrome es un conjunto de síntomas que a pesar de que los más comunes es el dolor o malestar abdominal acompañado con la alteración de hábito intestinal (estreñimiento, diarrea o alternancia de estos), también presentan otra serie de síntomas tanto gastrointestinales como extraintestinales, les mencionaré a continuación solo algunos, con base en esta división:
Sin embargo, también existen “datos de alarma” que no forman parte del síndrome de intestino irritable como: edad mayor de 50 años, inicio abrupto de los síntomas, pérdida de peso, anemia, síntomas nocturnos o progresivos, fiebre sin causa, tumor abdominal o rectal, sangrado rectal y antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer de colon o enfermedad celiaca. Ya que estos datos sí pueden representar una afectación orgánica en el colón, en este caso sí presentando una colitis, atribuible a diferentes enfermedades como: enfermedad inflamatoria intestinal como colitis ulcerosa, enfermedad de crohn, además, infecciones intestinales, cáncer colorrectal, intolerancia a alimentos, enfermedad celíaca, neuropatía entérica, efectos secundarios de medicamentos, colitis por radiación.d
El diagnóstico de síndrome de intestino irritable puede establecerse de forma certera a quienes cumplen los criterios diagnósticos (ROMA III):
Dolor o molestia abdominal recurrente al menos 3 días al mes en los últimos 3 meses, asociado a 2 o más de lo siguientes:
Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses y los síntomas haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.
Sin embargo, en pacientes que presentan “datos de alarma” se deberá solicitar estudios adicionales de imagen, laboratorio o colonoscopía para realizar el diagnóstico y descartar patologías orgánicas específicas como la enfermedad inflamatoria intestinal, infecciones, cáncer colorrectal, etc.
Aunque no hay un número elevado de mortalidad a causa de este síndrome, éste tiene un efecto considerable en la calidad de vida de la persona, por lo que al igual que otras enfermedades debe de ser individualizado, pero en este caso también multidisciplinario, es decir un trabajo en equipo, a continuación, menciono algunas recomendaciones generales para su manejo:
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